Tu Villo@Rising Love
de Giulia Villoresi

Querida puta vieja jamás olvidada, lo he intentado llamando al fijo, pero sale siempre el contestador automático. A este propósito, tengo que hacerte una propuesta de un nuevo mensaje que podrías grabar. Debería decir esto:

“Hola (el hoooooola todo arrastrado que dices al principio podrías dejarlo tal como está), no estoy nunca en casa (cuando pronuncies “nunca” debe haber un tono drástico que no deje esperanza alguna), así que, si queréis hablar conmigo, en realidad no sé cómo ayudaros. Podríais intentar seguir llamando sin parar con la esperanza de que haya vuelto un segundo a darme una ducha, pero visto que incluso he encontrado sistemas alternativos a la ducha, de verdad que no realmente sé qué deciros. De todos modos dejad un mensaje en el contestador, para que algún día, dentro de dos mil años, un arqueólogo encuentre el precioso hallazgo sonoro y pueda hacerse una idea de las relaciones sociales de una muchacha italiana de Erasmus, en París, en el siglo XXI”.

¿Qué te parece? Sería un hermoso mensaje. ¿O quizás deberías grabarlo en francés? En ese caso, traduce mi original.

Como sabes, me he vuelto a dejar caer en Roma. Así que adiós, amiga, y adiós a París. Debo decirte que ya te echo de menos. Mi visita ha sido demasiado breve y sabes que aquí en Roma, desde que he regresado, no sé porqué, se ha instalado un frío inhumano y a veces tengo miedo de que se me hielen las lágrimas en las mejillas cuando voy por la calle y lloro, lloro, lloro… Lloro siempre. ¿Estaré quizá en la menopausia? ¿A los veintidós?

Me he puesto aquél coñazo de esmalte que compramos en el supermercado y ahora ya no sé cómo quitármelo, es mortal. Quería advertirte de que no lo uses. Clara ha venido a verme, ayer por la tarde, con La Palmona detrás, esa imbécil. Ayer estaba casi casi soportable. Pero he descubierto una cosa que te va a matar de la risa: La Palmona ha conocido a su novio de Nápoles en el chat de Dragones y Mazmoras. ¿Qué me dices? Yo digo que ahora se explican muchas cosas. Sea como sea, con La Palmona había un simpático amigo despreciable, un pequeño monstruo de no sé dónde, creo que umbro, que es el hombre más estúpido sobre la faz de la tierra, que sólo abre la boca para decir gilipolleces y se las da continuamente de inspirado sacando de una horrenda riñonera la moleskine, para hacer un esbozo o tomar unos apuntes (¿de qué, cielo santo?), o quizás compone algunos versos en umbro vernáculo, o quién sabe qué. Sea como sea, Clara está bien, la he visto realmente bien, pero desgraciadamente no hemos podido charlar mucho por culpa de La Palmona, esa mierdosa.

En fin, desde que te dejé, han sucedido cosas más bien graves. El jueves vi a Michele en la galería de Armando. Llegó con una lengua de buey frita que acababa de comprarse en el mercado de Plaza Vittorio. Sí, has escuchado bien. Y la ha sacado del cucurucho en lo de Armando, en medio de todos los pijos de sus amigos, y se la ha comido. ¿Sigues diciendo que es un tío normal? No lo creo. Hemos discutido (por otras razones aburridas que te ahorro de oír) y por la tarde me ha mandado el siguiente mensaje: “Cuando un día todo haya acabado, pensaremos en todo lo que ha sido y no tendremos gran nostalgia, porque entre nosotros no ha habido nada. Solamente un estar en equilibrio al borde de algo. Abstente de escribirme”.

Precioso, ¿no? Para nada. Bien escrito, al menos. ABSTENTE DE ESCRIBIRME. ¿Pero quién es? ¿Mi abuelo?

Tú sigues diciendo que es un tío normal. Probé a llamarlo al día siguiente pero no me respondió, y desde entonces no he sabido más de él.

Pero dejemos el tema de Michele, por el momento. También porque no te he dicho que ha sucedido una cosa increíble. He conocido al SOSIAS, al SOSIAS, y cuando digo SOSIAS quiero que sepas que estoy diciendo SOSIAS, de Andrea Petrosini. Pero no era un sosias, era el SOSIAS. ¡No solo los ojos, la barba, la boca, las manos y la estatura, sino el modo de hablar, joder! Hablaba exactamente como él. No sé si me gusta: es simplemente Andrea. Me dije: quizá habla como él porque es amigo de algún hermano mayor de algún amigo suyo. Sabes que en el barrio todos hablan igual, ¿no? Sea como sea, me puse a investigar, pero no descubrí nada. En fin, si quieres comprender comprendes Livia, parecía una cámara oculta.

El viernes para consolarme acabé en una fiesta donde en un momento dado tres escoceses borrachos se quedaron completamente desnudos y con la mano en la picha se pusieron a cantar una canción que me parece que decía: “Lavia never Lavia Lavia kunz”. Pensé en ti, amiga. No me reía así desde -puf- ¿un año? Y mucho más cuando uno de los tres escoceses ha puesto su culo prácticamente encima de Mariateresa. Que no se encuentra muy a gusto con estas cosas. Vale, no lo habría estado ni siquiera yo. En definitiva, los amigos de Armando ¿Y tú? ¿Cuándo vuelves por fin? ¿No hay previsto un pequeño descanso del Erasmus? La cosa es que te echo de menos aquí en Roma. Y si pienso en que cuando tu vuelvas yo me iré… mejor que no lo piense, vaya. Como ves, funcionamos bien también por e-mail, gracias a Dios, de hecho no diré más que tienes miedo de que me olvide de ti, como me has escrito en tu última, conmovedora, desgarradora misiva.

Me habíais escrito una carta desoladora, pero vuestra conducta está tan llena de amor y de virtud que borra la amargura de vuestros lamentos: sois muy generosa porque tenéis el coraje de reprocharos. Esto último era un fragmento de Julia o la Nueva Eloísa[1]. Recurro a estas artimañas en nuestra comunicación porque hoy es 4 de febrero, día nacional de las artimañas.

En verdad, bromas apartes, no solloces. Eres mi mejor amiga y lo sabes. Y para responderte a lo que me dijiste tu última tarde en Parí: leer periódicos franceses, ver películas francesas, ¡qué sé yo! O, quizás, por ejemplo, leer ese hermoso libro de poesía que te regaló tu mejor amiga. Sí, esa alta, bellísima. Lo has pillado, soy yo.

Contestador automático aparte, haces bien en salir tanto, aunque a veces tengo miedo de que revientes. Y es que ¿duermes de temps en temps[2]? Guiseppe debe resultar un pensamiento en stand by. ¿Sabes que pienso? Él está allí, tú estás aquí: punto. Ocúpate de las cosas y de las personas que están a tu lado físicamente. Recupera de nuevo tu buen humor, aquel verdadero, haz sólo las cosas que tengas ganas hacer. Dices que no llegan “las cosas hermosas”. Las cosas hermosas llegarán. Eres demasiado joven para pensar que no llegarán. Las cosas hermosas te vienen a buscar y te asaltan cuchillo en mano si les dejas hacer. Pero ahora basta, te enviaré un mail filosófico en otro momento, con un cuestionario facultativo, si lo deseas. He escrito muchísimo y aún no he llegado a al verdadero asunto del que te quería hablar. Lo que me sucedió ayer por la tarde. Y de alguna manera tiene que ver con París.

Fui al Rising Love, donde vimos el concierto de Zulù, con el humo demencial del Menga. Casi todas las tías llevaban rulos y los tíos delantales de cocina porque era la fiesta Disco Ama de casa de I am Sexteen. Yo estaba con las dos superficiales, Frengio y sus amigos, y ni siquiera estaba muy segura de querer quedarme, miraba el móvil sin parar (no, Michele aún no me ha llamado). En un momento dado se acerca una tía y así, completamente de sopetón, se me presenta. ¡Se llamaba Emilie! ¿Te das cuenta? ¡Y precisamente era de París! ¿Te das cuenta por segunda vez? Bien. Tenía dos buenos mostachos de cosaco que no se habían hecho la depilación en su vida, sin duda, y una cara de hebrea súperinteligente. Y me pareció también que hablaba un francés maravilloso, además de un italiano maravilloso. En fin, que yo me decía: ¡pero qué simpática es esta tía! Qué bien. Y había una sintonía, no podrías entenderlo. Pero cuánto me gusta esta tía. Y hablamos más de una hora, y no me divertía hablando así con nadie desde -puf- ¿un año, quizá? No lo sé. Le conté que acababa de llegar de visitarte en París, le expliqué donde vivías y sabe que lo ha entendido muy bien.

Finalmente, Frengio quería irse y le dije: déjame tu número que debo huir. Claro, me dice ella, pero no te vayas con ellos, ¡están borrachos! Te acompaño yo andando.

¿Andando? ¡Pero si vivo en la otra parte de Roma! Me dice: ¿dónde vives? Por la Plaza Esedra, ¿la conoces? Son veinte minutos andando, dice ella. Efectivamente, veinte minutos, cierto. Insiste. Yo me siento toda presa de escalofríos, me imagino a mí y a ella andando por la ciudad, charlando, y se me pasa la idea absurda de aceptar. Me giro para ver la situación: Irene apalancada con un pedazo de negro con un ramo de tulipanes blancos en la mano -falsos-. Mariateresa, que hablaba con un tío que era la trasposición humana de un panda. Frengio -que como sabes sigue intentándolo conmigo- que me miraba desde la barra con una cara implorante del tipo “Me he traído el cepillo de dientes… te lo ruego”. Bueno, vale, le digo. Volvamos a casa andando. Ella me muestra una sonrisa hermosísima. En ese momento, sólo en ese momento, me atraviesa una poderosa certeza: es lesbiana. La revelación imprevista me desconcertó, porque me pilló desprevenida. Balbucí un poco… oh, no, perdona, mi amiga Irene venía a dormir hoy a mi casa, me había olvidado, no puedo. Quel dommage![3] Responde ella. Nos damos los números. Me voy toda contenta de haberla conocido, con una sensación de añoranza y de nostalgia. En mi interior espero que no sea lésbica… ¡pero por momentos espero que lo sea! Después de veinte minutos me llega la respuesta a mis dudas, contenida en el siguiente mensaje: Ravie, charmèe, c’est la premiere foi. C’est quand tu veux, si tu veux, j’arrive, c’est pas loin[4].

Creo que no hace falta traducírtelo.

Pero la noticia no es que Emilie sea lesbiana, amiga mía. La noticia que debía darte es que desde ayer por la tarde no hago otra cosa que pensar en Emilie. Livia, creo que es amour[5]. Y aquí termino porque sé que ya estarás empalideciendo y que ahora no comprendes ya nada, y que si ésta fuese una conversación telefónica empezarías a cacarear como una gallina. Pero yo no puedo hacer nada más, porque no sé que más decir y te he dicho ya la verdad. Esta tarde la voy a ver. ¿Logras imaginarme? Yo no. Respóndeme apenas leas este e-mail, te lo ruego.

Tu Villo.

Besos.

 

 

Rising Love

Via delle Conce 14

El Rising Love de Roma forma parte del círculo ARCI[6], que nace en 2009 a partir de la experiencia del Rising South de Nápoles, surgida nueve años antes. De lunes a viernes acoge música en vivo. Tanto por lo que toca a los conciertos como por lo que toca a las sesiones de dj, se da espacio a todo tipo de sonidos, con excepción del techno, house y mínimal. La dirección artística está en manos de Massimiliano Jovine (el bajista de 99 Posse), James Limongi y Francesco Mirabelli.

Pero el Rising Love es mucho más. Propone numerosas actividades como las clases de italiano para extranjeros, los cursos gratuitos de teatros y los de prestidigitación. Y, además, una de las Fabricche di Nichi[7], una sede Greenpeace y, una vez a la semana, sede legal para extranjeros. La responsable de las actividades sociales es Francesca Cencetti (también responsable del concurso musical para bandas noveles Palco Aperto.

 

I am Sexteen.

I Am Sexteen nació en octubre de 2009. La idea surgió en un sofá estampado de cebra, en un apartamento de Pigneto, por un grupo de amigos. La organización está compuesta por cinco miembros: los fotógrafod Fabrizio Perrini y Alessandro Schiariti, los diseñadores Ilaria Balestrieri y Graziano Casarini y la dj Georgia Lee, que se encarga también de coordinar a los djs invitados.

El proyecto trataba de unir las profesiones de cada uno para crear una velada en la que la gente pudiese dejarse llevar, entrar en juego. I Am Sexteen es de hecho una idiot-party en la que el dress-code[8] no se define por un concepto radiante de elegancia e imagen, sino por una temática -distinta en casa ocasión- elegida con el fin de sacar a la luz la parte irónica de los participantes. Entre los últimos ejemplos de dress-code: rulos y sacudidores para la velada “Disco-ama de casa” y perlas y foulard  para “La noche de los culebrones”.

Si no llevas la indumentaria adecuada, no hay problema. Hay un rincón Idiot  formado por un taller lleno de accesorios, un ángulo dress-up[9] dedicado al maquillaje y al disfraz y un set fotográfico donde se llega directamente y quedas inmortalizado por los fotógrafos de la organización.

Además de Georgia (que entre otras cosas es la vocalista de Elettronoir), se alternan en la cabina djs consagrados como Andy Ferreti (fundador de Smoking kills records), Hugo Sanchez, Dj Ritual, Plastik Doll. Los estilos musicales son principalmente electro, french-touch, con influencias indie, ítalo-disco de los 80, synth pop y new wave.

 

 



[1] Novela epistolar de Jean-Jacques Rousseau, publicada en 1761 (N. del T.)

[2] “De tanto en cuando”. En francés en el original (N. del T.)

[3] “¡Qué pena!”. En francés en el original (N. del T.)

[4] “Realmente encantada, es la primera vez. Será cuando tú quieras, si quieres, voy, no queda muy lejos”. En francés en el original (N. del T.)

[5] “Amor”. En francés en el original (N. del T.)

 

[6] ARCI = Asociación Recreativa y Cultural Italiana (N. del T.)

[7] La “fabbrica de Nichi” hace referencia al uso de internet por parte de Nichi Vendola, presidente de la región de Apulia, con fines de infrormación y captación política. A través de estas “fábricas” virtuales se encuentran, movilizan, proponen y dispersan sus ideas políticas y se favorece la mayor participación de cualquier persona en este aspecto.

[8] Dress-code: “etiqueta, normas de vestimenta”, en inglés en el original (N. del T.)

[9] Dress up: “vestirse, disfrazarse”, en inglés en el original (N. del T.)

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